71. Reflexiones de pasión (La Pasión según Juanka) y otros
Las pasiones muchas veces nos quitan lucidez, pero también pueden dárnosla. El alma humana es una fábrica incansable de pasiones que se sobrevienen y se confunden con nuestros sueños. Seguir un sueño requiere de pasión, pero perseguir una pasión puede ir inclusive en contra de nuestros sueños. Es por eso que las pasiones nos quitan la lucidez y también nos las otorgan con la misma facilidad. Nos pueden dirigir al egoísmo, a la injusticia y también a un desprendimiento extremo, pero es raro que una pasión nos conduzca al equilibrio, muy por el contrario las pasiones nos acercan siempre hacia los extremos, y en los extremos se encuentran casi siempre los bordes y los precipicios. Debe existir un amor sin pasión, debe ser un amor muy maduro, muy responsable, muy equilibrado… y sobre todo muy desinteresado. Si nos resistimos a nuestras pasiones, no es porque seamos muy fuertes de espíritu, sino porque esa pasión era demasiado débil. Las pasiones marcan la verdadera temperatura de la sangre.
- Cuando la persona objeto de nuestros celos ya no nos importa más.
- Cuando los celos se convierten en furor.
- Cuando los celos, se convierten en certeza y sabes que ya no hay nada más que hacer.
Siempre es importante elegir la primera opción, para evitar mayor problemas. Los celos también son emociones y son difíciles de controlar. La mejor forma de salir de la incertidumbre, es enfrentarnos a nuestros temores. El resultado no siempre es el deseado, pero sin duda, cualquier duda desaparece. Podemos encontrarnos ante un descubrimiento muy doloroso, que sin duda es un castigo mucho más benévolo que cualquier incertidumbre.
Es muy difícil que una pareja que se ama disimule que no es así por mucho tiempo, tanto como lo es que una pareja que no se ama aparente que sí.
De momentos, el amor se me hace mucho más parecido al odio que a la amistad.
El amor, como el fuego, necesitan de movimiento continuo y de un poco de aire para poder respirar, caso contrario termina por extinguirse. Cuando estamos enamorados, la forma de alimentar el amor se basa en las cualidades y motivos que encontramos en la persona que amamos que nos hacen ser constantes en nuestro sentimiento. El otro gran combustible de ese fuego que es el amor, es el orgullo que nos provoca el ser constante. Nos fascina esa sensación.
Muchas personas se refieren a su relación con la palabra ‘amor’, es un mal uso de la palabra. Pero es comprensible, porque no saben como más llamarlas.
Pienso que las personas traicionan más por debilidad y por estupidez que por maldad. Pero le tengo muy poca paciencia a los débiles y cero tolerancia a la estupidez. La constancia en el amor y la fidelidad muchas veces son infravaloradas, pero otras tantas veces son virtudes sobrevaloradas también. Simplemente, están sometidas a la duración de la pasión. La fidelidad y la constancia son opciones que decidimos y podemos tomar y aceptar si es que nuestro amor nos corresponde. Nos desvalorizamos más cuando hemos sido traicionados que cuando traicionamos, no es justo pero es lo que hay.
A todos nos gusta sentirnos admirados y deseados. Muchas veces más que el cansancio de una relación desgastada lo que parece provocar la infidelidad es las ansias de ser admirados y deseados, de una forma aún mayor que en la relación desgastada. El desgaste se produce por errores propios o ajenos (de nuestra pareja), pero casi siempre consume la autoestima. ¿Es que necesitamos, entonces, una nueva relación para volver a sentirnos admirados y deseados? Tal vez creemos que nos pueden admirar y desear más porque no nos conocen tanto… todavía.
Cuando aceptamos en nuestra vida a alguien por todo el bien que nos hace, debemos también empezar a aceptar el mal que nos puede hacer. Es el riesgo de abrir la puerta y aceptarlos en nuestra vida.
Las mujeres honestas generalmente aman tener una buena reputación.
Creo que las veces que he vivido sin amor y sin locura son las veces que más loco me he sentido.
La ausencia es al amor lo que el viento al fuego... Si el amor es fuerte, la ausencia provocará una llama. Si el amor es débil, la ausencia terminará apagando la pequeña llama de un soplido. También depende de la cantidad de ausencia, caso contrario el fuego termina apagándose irremediablemente, por más grande que este sea.
Cuesta mucho romper una relación cuando ésta es buena, pero no amamos a la otra persona.
Un amante dura mucho, cuando no hay nada mejor en el camino.
Somos culpables de algo cuando seguimos amando y nos han dejado de amar.
En el amor, el que sana primero es el que mejor sana.
El amor y la prudencia son inversamente proporcionales.
Solo vemos con claridad los defectos de nuestra pareja, cuando el encantamiento ha desaparecido.
Toda mujer ve en la vejez a su principal enemigo y a su posible infierno.
Cuando la gente pierde a un ser querido muchas veces se dejan arrastrar por la hipocresía y sus lágrimas no son tan ciertas como parecen. ¿Lloramos a la persona que se fue o nos lloramos a nosotros mismos por la lástima de quedarnos sin la persona que perdimos? ¿Lloramos el perder la buena opinión que esa persona tenía de nosotros? ¿Lloramos los regalos que ya no recibiremos? A veces se llora porque no llorar, avergüenza. Creo que llorar debería ser un acto ante todo íntimo… Comprendo que muchas veces es inevitable ver a otra persona llorar, o llorar ante otras personas. Pero creo que es un acto que requiere mucha intimidad para no ser mal interpretado, o para que nosotros mismos o nuestro inconsciente no le de un uso indebido a las lágrimas que derramamos.