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61. Instructivo femenino básico para sorprenderme

Posted by Juan K Peña on domingo, junio 14, 2009 in , , ,
Debería decidirme a retomar la escritura. Han sido días de resfrío, de ver el mundo desde adentro de mi pequeño departamento, de pensar en las cosas que he logrado, en las que voy logrando y en las que no he alcanzado aún. Han sido días de contemplación, porque estoy en Rosario y es una ciudad que merece contemplarse.

Rosario es una ciudad en la que uno podría enamorarse cada tres minutos, o cada cuadra, lo que ocurra primero. Pero no hablo de esos amores por los que uno mata y muere, que no me han pasado. Hablo de esos amores que duran una película, en los que también se muere y también se mata, pero se revive para un próximo estreno. Esto no habla mal de la mujer rosarina, lo sé. Habla mal de mí que aún no he llegado a profundizar en el conocimiento de nadie. Tampoco es tan grave, llevo acá poco tiempo.


Pero hablaba de esos amores a primera vista, que son tan válidos… y que llenan tanto cuando vos no estás. Porque en ese vacío, aunque no es tan inmenso, continúa siendo vacío, y aunque sea con todas las fotos mentales que puedo tomar intento llenar, sin riesgo de que ellas me aturdan.

No sé si le puedo dar nombre propio al vacío tuyo. A lo mejor es más fácil si le doy un nombre, pero a lo mejor es demasiada responsabilidad para vos, y no sé si vas a poder. No sé si quieres poder, porque a lo mejor es más un asunto de voluntad y no un asunto de posibilidad. Más de actitud que de aptitud. Aunque te llames Belén, Vanessa o Cecilia… ¿Qué más da?

Recientemente leí que alguna web catalogaba a Buenos Aires como la tercera ciudad con fama de tener las mujeres más bellas en el mundo. ¿y Rosario? ¿No sabían que existía Rosario? ¿No sabían de la fama de las rosarinas en Buenos Aires los que hicieron el artículo? Mejor, mejor. No me gusta compartir. Así puedo apalear mejor tu vacío… te llames Fabiana, Sabrina o Victoria ¿ Qué más da?

Creo que me voy quedando con menos corazón. Lo voy desmigajando y dando de comer a las imágenes que encuentro y que poseo, simplemente como imágenes que se quedan en mi mente, sin que las toque, sin que invada su entorno, como una especie de poderoso Dios que acepta su existencia, sus angustias, preocupaciones, gozos y alegrías.

Ahora vivo en otro orden. De hecho vivo algún orden. He cambiado algunas cosas. Si vinieses encontrarías la mayoría de cosas en el lugar que deben estar. Y encontrarías muchas otras esperándote. Aún no sé donde dejé a todos mis amigos. ¡Cuánta razón tenían los que me decían que iba a perder algo, algún día, por desordenado! ¡Toma! ¿Dónde andan los amigos?

Hoy pienso que por fin estoy aprendiendo una de las lecciones más importantes de mi vida: ‘A no esperar nada de los demás.’ Cuando no espero nada de vos, siempre me sorprendes… De hecho, no solo vos, sino todas ellas… Las que guardan un tibio reflejo tuyo, pero no te llegan ni a las rodillas. Se llamen Milene, Andrea o Paulita. De vez en cuando, sucede, que me cambias la jugada de laboratorio que te da por abandonar el guión y decir lo que en verdad te pasa, lo que en verdad sientes, te da por buscarme y te ves más linda.

Ya te lo dije una vez, pero no te queda claro… Te cuesta más entenderme. No te culpes, casi nadie me entiende. Y no lo digo como quinceañera, con zapateo rebelde yéndose para su habitación. Lo digo con total resignación. A vos te cuesta entenderme, pero estás cerca, muy cerca. Pero te cansas… No te culpes, casi todo el mundo se cansa….

Y por eso a las tres de la mañana, duermo profundamente, porque no espero tu llamada… Ahí sería el momento preciso para llamarme aunque me de un vuelco al corazón. Servirá para recordarme que tengo uno, y que se yo….

- Hola… ¿Estás bien?
- Si, hola… solo llamaba para escucharte. Sé que es tarde…
- No importa. – diría yo, tratando de abrir los ojos con un restriego de puños.- A lo mejor, te soñaba ahora mismo.


Pero no, no es así. Y yo duermo, y duermo profundamente. A lo mejor, ya ni sueño con vos. Porque estaré ahí, dormido en mi cama, semidesnudo y semi-inerte, sin esperar nada, ninguna sorpresa, ninguna emoción… Por eso mismo: Ahí es el momento y el lugar. Llama, aunque despierte. Dame un mordisco en la oreja, mándame una carta desde donde estés, envíame un email desde dónde estás… Si no tienes que contar, menciona que es miércoles y que solo querías que te escuche. Yo no tengo mucha a gente a quien escuchar, y rara vez recuerdo que día es hoy.

La próxima vez no te vayas a dormir cuando te sientas cansada y tengas que cursar al día siguiente. La próxima vez avísame que quieres verme y que ya sabes dónde y cuándo. La próxima vez reclama el protagonismo que crees que te mereces, porque YO ya no lo creo y porque es mejor no esperar nada de nadie. La próxima vez dame un beso y vete sin decir adiós. Regresa, abrázame, y cántame una estrofa de tu canción preferida. Regálame flores, ándate a tu casa, enciérrate en tu cuarto, arrójate sobre tu cama y contempla el tumbado. Piensa en mí con intensidad al punto que te duela la cabeza, piensa en mí con coraje al punto que me odies por no lograr descifrarme, piensa en mi con lujuria hasta al punto de masturbarte o hacerme una llamada obscena, piensa en mí con ternura al punto de querer abrazar y proteger al niño que fui, al niño que soy y al niño que siempre seré… Piensa en mí hasta al punto de prolongarme en tus sueños… Piensa en mí y toma el próximo colectivo que sale en la estación de Retiro…. Sorpréndeme, porque conmigo es fácil perder, pero vos nunca fuiste fácil.

Por eso piensa que soy un sueño,
sueña qué pienso, mándame un
beso, llámame un día de estos.
Estoy en el metro sin cobertura,
y en la parada de tu cintura,
y alégrame ésta triste figura.
Cuéntame un cuento, dame locura,
porque sino luego me lo invento


(Tragicomedia - Estopa)

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