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44. Entrenando bajo mínimos (y sin mimos)

Posted by Juan K Peña on lunes, diciembre 01, 2008 in , , ,
No sé si tenga que ver con que estoy alcanzando niveles más alto de sensorialidad o de perceptividad, pero yo sabía que me iba a lesionar. Lo había soñado. Esa voz que no es la de mi conciencia, ni la de nadie que conozco, pero que a veces aparece y me dice lo que no quiero oír: ‘Estás lesionado’.


Por eso cuando escuché el chasquido de mi codo al dislocarse luego de que René me aplicase un ‘kimura’ con exceso de fuerza, no me sorprendí del todo, aunque no dejé de estirarme y enrollarme como producto del dolor. ¿Qué pasó? ¡Mi codo!

- ¡Cierra los ojos! ¡No mires! ¡Tránquilo! ¡Estira todo tu cuerpo! – Me decía mi sensei, mientras yo permanecía acostado sobre el tatami.

El se encargó de poner el codo en su puesto y debo decir que no sentí mayor dolor, aunque, sabía que había algún tipo de daño. Mi mayor preocupación se centró en dos preguntas: ¿De qué alcance es mi lesión? ¿Y si voy a estar bien para finales de diciembre cuando tenga mi examen de ascenso a cinturón verde?

No me alarmé mayormente. He sufrido lesiones de consideración a lo largo de mi vida y sé que no tiene sentido ‘comer ansias’. En estos casos es recomendable tener mucha paciencia y vivir la recuperación cada día, sin forzar.

Sin embargo, las voces de alarma se instalaron en mi casa. Mi tía, enfermera, y mi papá simplemente no creen la medicina ‘alternativa’, como ellos le llaman. Para mí, el término es algo despreciativo. La medicina oriental tiene total validez y está demostrando su efectividad. El dolor se ha reducido muchísimo y no me he perdido ninguna de las sesiones. He bajado la intensidad de los entrenamientos, porque aún me duele, pero tengo total confianza en el proceso de recuperación que he iniciado. Creo que los occidentales muchas veces mimamos demasiado nuestros cuerpos ante las primeras dificultades que encontramos. Nos imaginamos nuestros límites cercanos, y ponemos nuestras limitaciones aún más cerca. Nuestros cuerpos son sorprendentes y siguiendo el camino correcto son capaces de alcanzar el siguiente nivel. Ellos nos avisan cuando algo está mal en nuestras vidas. De hecho, es la piel la primera alerta que nuestro cuerpo enciende.

Sinceramente, no sé si me molesta tanto el codo o me molesta más la subestimación de mis conocimientos como Preparador Físico y Personal Trainer. Tengo un título de la Universidad de Córdoba que nadie me regaló. Por más cariño que haya de por medio, no es justo el desvalorar el conocimiento de la materia que uno pueda tener.

La lesión del codo no deja de ser una molestia y contratiempo. Tengo aproximadamente 20 días para perfeccionar las técnicas para el examen. Y aunque, por motivos laborales, intentaré negociar una extensión en el plazo, mi mayor duda radica en que por lo menos necesitaría un alta médica total en 13 días para llegar en óptimas condiciones a mi examen de ascenso de cinturón.

¿Es muy importante el cinturón? No y si. No, porque un cinturón no te dice que tan buen ‘peleador’ uno puede ser. Sin embargo, si dice que uno ha cumplido con un proceso de aprendizaje, con disciplina, fuerza, inteligencia dedicación, entrega, pasión y compromiso que me gustaría pensar son características que tengo.

Hay que admitir que el día que empecé a entrenar, yo mismo me puse los límites muy bajos. Pensé que con suerte dejaría de ser un cinturón blanco y que con mucha suerte, mucha entrega, y una lucha tenaz llegaría a ser cinturón verde. Estar a veinte días de esa fecha, hoy por hoy, parece irreal considerándolo desde ese punto de vista. Pero, si el cuerpo tiene límites mucho más lejanos de los que nos planteamos, peor podemos limitar nuestras mentes o espíritus. Son ellos quienes empujan toda la maquinaria.

Por ahora, lo dicho, paciencia y a vivir un día a la vez hasta ponerme totalmente bien. ¡Ojalá sea pronto! Obvio, no me quejo de entrenar bajo mínimos, pero si de tener que recuperarme sin mimos. ¿Qué le vamos a hacer? ¡No es tiempo de vacas flacas, si no que no es tiempo de nada! !Con lo bien que sienta que le hagan sana-sana a uno cuando está herido!


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