0

30. Ecos de una boda - Errores no forzados (parte I)

Posted by Juan K Peña on jueves, julio 17, 2008
De vez en cuando, y no es imprescindible que sea luna llena, me sale el entrenador de fútbol que llevo dentro. Entonces, me vuelvo mucho más cuidadoso de cada detalle, de cada paso que doy, de cada palabra que uso, del entorno, de mi gente y de la gente que me enfrenta o se enfrenta a mi gente. En realidad, es fascinante, porque siento que mis sentidos, de cierta forma, se agudizan, y me vuelvo mucho más fino No sé si con más clase, pero mis palabras adquieren una carga positiva que se llama profundidad, y una negativa que podríamos llamarle veneno.

Noche de boda. Se casaba mi prima. Tristemente, es poco lo que puedo hablar de ella, porque apenas la conozco. Había decidido mi vestimenta con suficiente anticipación. Traje negro, camisa blanca, corbata negra y tirantes. Un ‘look’ bastante clásico. Me decidí por un par de zapatos negros de punta cuadrada y el cabello muy corto, tipo Scofield en Prison Break, que es como lo estaba llevando hasta ahora (He decidido dejármelo más largo, nuevamente). En todo caso, lo importante era la impecabilidad y clase de la apariencia.

Me encontré con una amiga de mi hermano, para desproteger su identidad la llamaremos Caro y nos centraremos en algo que, como entrenador, me molesta mucho: los errores no forzados.

Caro se acercó. Sonrío y me saludó.

- ¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Viniste en representación de tu hermano?
- ¡Hola! No, yo vengo en representación propia. ¿Sugieres que solo estoy aquí porque mi hermano no está?
- ¡Jaja, nooo! Quería decir también en representación de tu hermano… Bueno, estoy por allá. Asómate más tarde
.

Error 1:

- Caro, vamos a bailar.
- No, es que voy a bailar con mi amiga. Pero te juro que luego te saco a bailar yo. Antes que acabe la noche, te saco a bailar.


No soy la última coca-cola del desierto, ni la última birra del estadio, pero creo que no todos los días se te acerca un tipo de presencia impecable, por más boda que sea. Las oportunidades que no se aprovechan, no se pierden. Las termina aprovechando otra persona.

Error 2

- Ok… No te preocupes! Todo bien!
- Te juro que yo te saco a bailar más después.

El 90% de las mujeres se queja del 99,9% de los hombres y su incapacidad de cumplir promesas. ¿Cómo pueden quejarse tantas mujeres de esto? Me refiero a que es muy fácil ver la paja en el ojo ajeno. Seas hombre o mujer, si te llenas la boca de promesas que no vas a cumplir o no puedes cumplir terminas diciendo un ‘chorro de babas’ (Me encanta esta expresión colombiana). Esto, solamente te deja como una persona vulgar. Creo que no hay nada peor que ser vulgar.

Error 3

Mientras Caro bailaba con su amiga, vi que mi tia estaba sentada sola. Siendo la nueva ‘suegra’ pensé que era bueno bailar con ella. No habían pasado dos canciones cuando Caro fue a ‘buscarme’ y viéndome ocupado soltó:

- ¿Ves? ¡Vengo a buscarte y te encuentro bailando!

Vale, como chiste buenísimo. 10 puntos. ¿Y cuanto pasó? ¿Dos canciones? Si pretendes que haces algo, pero no lo haces me voy a dar cuenta fácilmente. No nací ayer. Cuando vos ibas, yo ya regresaba dos veces.

Error 4

No contenta, dejó la pista de baile y fue rumbo a la mesa de mi familia y habló con mis viejos. Al sentarme en la mesa mis viejos me comentaron, cada uno y por separado, que Caro me andaba buscando.

- Vine a mostrarte tarjeta amarilla, Caro.
- ¿Por qué?
- A mí no me consigues a través de mis papás…


Si bien era una broma, encerraba una verdad indiscutible. Entiendo que ella pudiera estar acostumbrada a lidiar con niñitos de 25 o 35 años, y no con hombres de 30. Pero yo no tengo que pedir permiso a nadie, me mando solo, soy libre, independiente y autónomo. Va a sonar cursi, pero la distancia más corta entre dos personas es la línea recta, la verdad, y el único atajo que conozco la sonrisa.

Error 5

El baile se interrumpió para dar paso a los jueguitos propios de las bodas. El ritual un tanto tribal de los casorios en el que solteros y solteras participan, la música reinició. ¿Dijo que me iba a sacar a bailar, no? Sonaba de fondo The Love Generation de Bob Sinclair. Caro se acercó a mí.

- Chau! Me voy. Quedó pendiente para otra vez.
- Quedo pendiente para otra vez. Chau.


Repetí casi lo mismo pero al revés, sin la menor convicción.
No esperes segundas oportunidades, si desperdicias las pocas que tienes.

No pretendía, ni esperaba que nada pase en un posible baile. Simplemente, no entiendo ese comportamiento de alguien con quien no tengo absolutamente nada y que veré una vez al año exagerando. Hay muchas quejas sobre los errores no forzados de los hombres. ¿Qué me dicen de los errores no forzados femeninos? ¿No terminan siendo ‘forzadísimos’?


*En otra oportunidad analizaremos otros errores, tanto propios como ajenos. Lo importante es reirnos y aprender, no?

Copyright © 2009 KALEIDOSCOPIOS All rights reserved. Theme by Laptop Geek. | Bloggerized by FalconHive.