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14. ¿Soy un obsesivo-compulsivo?

Posted by Juan K Peña on viernes, diciembre 07, 2007
Hace un poco más de un mes salimos con ‘Zizou’, un buen amigo mío, su esposa y otra pareja a un restaurante japonés, en lo que fue una noche de sushi, conversación amena, un par de copas y buenos amigos.

Uno de los temas abordados me dejó pensando. ¿Es que yo no tengo manías y el resto del mundo las tiene?

Empecemos por definir que lo que mis amigos definieron como ‘manías’ es lo que, me parece, se conoce como ‘trastornos obsesivos-compulsivos’. Es decir, sufren un problema que se define en dos partes: La obsesión y la compulsión.

La obsesión es el experimentar pensamientos, imágenes o sensaciones de forma recurrente. Generalmente, son experimentados como repugnantes o carentes de sentido. La persona que sufre este trastorno puede intentar ignorar o suprimir su obsesión, generalmente fracasa en el intento.

Ahora, la compulsión. Esto es el adoptar conductas y repetirlas de forma estereotipada. La conducta no tiene un fin en sí mismo, sino que se la realiza, según la persona que sufre la compulsión, para producir algún evento o evitar alguna situación futura.

No necesariamente estas conductas guardan una conexión lógica con la situación que se pretende evitar y pueden ser claramente excesivas. Las conductas adoptadas no producen ningún placer, simplemente procuran un alivio a la tensión que sienten por su obsesión. Generalmente la tensión que sufren se alivia de una forma caprichosa, siguiendo rituales.

Se dice que los más comunes son los limpiadores, los verificadores, los repetidores, los ordenadores y los acumuladores. Creo que hay más. Esto no pretende ser una clase de psicología gratis, así que no profundizaré más sobre el tema. Vamos a algunos ejemplos:


Mi vieja no puede ver nada fuera su sitio. Puede estarse cayendo el mundo que ella tiene que devolver cualquier objeto a su puesto original… Reconozcámoslo con el cariño que le puedo tener a mi madre: Es una neurótica. No hay día que pueda pasarse sin ordenar algo en casa. Y no es que vivamos en un chiquero. Aunque mi habitación se parece muchísimo a la de Johnny Depp últimamente. Yo no soy un modelo de orden y pulcritud.

Hay gente que no puede ver que alguien coma algo en la cama, sin sentir deseos de aspirar las migas de forma inmediata; otros que tienen que necesariamente colgar su ropa en armadores, y colocarlos de una manera determinada. ¿Es que pasa algo si están en sentidos contrapuestos? No pueden ver cajones a medio cerrar, o puertas semiabiertas, cuadros torcidos, o toallas mal colgadas. ¿Acaso la ropa va a escapar si están semiabiertos los cajones? Una chica contó que tiene que mandar su coche a lavarlo dos veces por semana. Lunes y viernes. ¿Es que se ensucia mucho de viernes a lunes? Hay gente que no puede ser interrumpida mientras habla por teléfono, ¿aunque la interrupción sea pertinente a la conversación? Otra chica me dijo que no puede ver a gente ‘comiéndose’ las uñas. Siente deseos de quitarle la mano de la boca a cualquiera que le vea en esas

Una ex-novia, la catalana, no podía pasar el día sin tomar al menos un vaso de coca-cola diaria. Si no, no la aguantaba nadie. Ah, eso sí, con hielo. Sino, casi lo mismo que nada. Se hizo instalar un aparato para poder leer mientras se duchaba, porque tenía que leer mientras estaba ahí ¿Acaso no hay mejores cosas que hacer en la ducha que leer? ¿Cuánto se avanza a leer en la ducha? ¿No se corre el riesgo de no jabonarse, jabonarse mal o algo? ¿Mucha facilidad para cambiar páginas, no ha de haber, no?

¿Es que yo no tengo manías?

Creo que tengo costumbres, más que cosas que en verdad me molesten… Como comer carne, si no como carne, me siento estafado. Siento que no he comido. En parte creo que es por mi entrenamiento en el gimnasio. Demanda algo más contundente que una ensalada.

No me gusta que lo primero que hagan en el día sea reclamarme o preguntarme algo. Digo, hasta mi perro mueve la cola para saludar. No sé, temo justificarme una ‘manía’. No reconocer que sufro de este transtorno, pero de verdad, creo que no lo hago. Creo que es normal... molestarme por no escuchar un 'buenos días' al iniciar la mañana... Si lo primero que te dicen apenas te levantas es… ¡Falta un vaso! ¿Dónde está el vaso? ¿Qué pasó con el vaso? Bajo esas circunstancias, ¿No es totalmente común enfadarse? ¿Qué coño me importa el vaso apenas abro los ojos, y cuando estoy operando aún en piloto automático?

Creo que la única cosa que me produce poca tolerancia es la estupidez. Lo siento, no sufro de desórdenes obsesivo-compulsivos. No es que sea un tipo perfecto, ni mucho menos. Creo que tengo unos pocos defectos y muchas malas costumbres. Otro momento me centraré en esto. Nada que no se pueda solucionar, creo yo, pero un tremendo problema para la convivencia con obsesivos-compulsivos.

La conversación con familiares y amigos me ha dejado claro que el mundo está lleno de gente con este trastorno. Dicen que son 100 millones en el mundo, apenas el 3% de la humanidad (aproximadamente). Sin embargo, a veces pienso que tengo la mala suerte de vivir en una zona poblada de obsesivos-compulsivos. ‘Si, mamá, termino de escribir esto y dejo de teclear y apago la luz!’.
No voy a dar cifras exactas de si he salido con pocas o muchas mujeres. Lo cierto es que entre un 70 y un 85% de ellas pueden catalogarse como obsesivas-compulsivas. Cifras alarmantes y que justifican plenamente nuestras separaciones definitivas por ‘diferencias irreconciliables’. No, ¡Si está clarísimo! Mi próxima chica no puede ser maniática… Puedo admirar y temer aquel extremo en donde la vida no se disfruta, NUNCA…, pero, la verdad, no se me antoja visitarlo, ni de broma.

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