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3. Mi lado animal

Posted by Juan K Peña on viernes, abril 06, 2007
Hace algo más de un año lo entendí: Soy un animal. En un estado salvaje. ¿Por qué tanto escándalo por una palabra que significa ‘en estado puro’? Bueno, talvez no soy tan salvaje… He estado sometido demasiado tiempo a la convivencia con seres humanos, en una pequeña gran jaula, llamada ciudad.

Lo descubrí. Encontré alas, que me iban a permitir volar y protegerme del frío, de entonces en adelante. Encontré un olfato agudo que me permitiría presentir los problemas y presentir con asco el miedo de otros… Halle garras, halle colmillos… incluso me herí a mi mismo con ellos… Aprendí a usarlos y en el aprendizaje, herí a quien me quiso. Pero también herí, y con mayor fuerza a seres despreciables que intentaron acercarse.

Lo descubrí a base de soledad, porque a los animales la soledad no nos asusta. No nos incomoda. Son los seres humanos los que se incomodan con la soledad, porque se encuentran consigo mismos, y generalmente no se gustan. Por eso necesitan encontrarse con otros, que los acepten, que los respalden, porque ellos ni se aceptan, ni se respaldan… No se gustan.

Lo que hacemos
cuando nadie ve,
sabe a libertad.
Entre el aire, el suelo, tu y yo
hay complicidad
[1]


Lo descubrí una noche en que me observé al espejo y estaba sólo. En ese momento noté que no había nadie a mi alrededor y no me incomodaba el silencio, no me dolía el vacío. Mis aullidos reclamaban mi territorio, pero no llamaban a ninguna hembra esa noche. Mis zarpazos eran meros reconocimientos de mi ser agresivo.


Me observé y encontré soledad e independencia, no como condenas, sino como opciones. Animales:

Juegan a la suya sin atar a otros
y sobre los otros no pasar jamás.
Con el sol a cuestas, fiel a su destino y a su parecer.
Sin tener horario para hacer la siesta,
sin rendirle cuentas al amanecer.
[2]


La noche avanzaba y yo estaba sobre los tejados de una ciudad que no era la mía. Inmóvil, amo y señor de todo. Inmóvil, sumiso a la luna. Inmóvil, dueño de nada. Inmóvil, hipnotizado por selene. En la calle unos dos borrachos se abrazaban para no desplomarse, y avanzaban en sentido opuesto a mi atenta mirada… Se perdían calle abajo tras una curva, los faroles jugaban con sombras que me mostraban la presencia de otros animales, menos humanos. La mirada de un gato se encontró con la mía desde el tejado de enfrente. Miramos a los borrachos y volvimos a cruzar miradas. El pequeño desapareció saltando hacia otros techos, y yo lo observé alejarse, igual que la pareja de ebrios que se perdía en un horizonte no lejano.

Poco a poco
dejas de pensar.
Te vas quedando solo
Con tu lado animal.
[3]


Las imágenes me llueven a la mente… Soy un poco de todos: Un águila en una cornisa, un toro de lidia en un inmenso verde, un lobo estepario, un león durmiendo la siesta, un dragón escondido adaptándose al medio o volando sobre una arboleda, un caballo en pleno galope cuesta abajo, un leopardo en acecho, un pit-bull colgado del cuello de su presa… Soy uno solo: Un fénix ardiendo sobre todo y volando en picada, amagando estrellarse contra el planeta…

Soy un animal nocturno, que aparece y desaparece, entiendo de instintos. No entiendo de perdón. No lo quiero, ni lo busco, ni lo reclamo, ni lo ofrezco. Tampoco le doy trámite. De poco sirve el arrepentimiento. No lo necesito. Los daños ocasionados hay que pagarlos.


Busco hembras como cualquier macho. Y las busco, como ellas buscan a los machos de su especie. Pero de momento es difícil encontrarlas, porque es difícil definir mi especie. No hay prisa. Los instintos dictan los caminos y nunca me han fallado, la razón es la que se tropieza.

No soy de huir a mis enfrentamientos. ¿Para qué? Me terminarían encontrando. El cobarde muere muchas veces.
[4] No me provoca huir, prefiero correr hacia donde están mis problemas. Yo me muevo por instinto, como los genios, los locos, los artistas y los grandes animales. De ese grupo, me parezco más a los menos consagrados. Un genio es un loco con éxito. Un artista es un loco que le perdió el miedo al fracaso. Aunque, extraoficialmente, también resalta mi locura, soy solamente una especie en extinción.
[5]


[1] La Mala Rodríguez featuring Moenia, Amores Perros.
[2] Callejero, Ataque 77
[3] La Mala Rodríguez featuring Moenia, Amores Perros.
[4] Otra de esas máximas, fabulosamente usadas por Jorge Valdano en uno de mis libros preferidos. ‘El miedo escénico y otras hierbas’.
[5] Piensa en mí, de vez en cuando porque soy una especie en extinción, prestado de Mikel Erentxun.

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